La princesa Beyda estaba en su castillo. Un buen día quiso salir a recoger unas flores que estaban frente a una cueva. Su padre le prohibió ir pero ella lo desobedeció. Caminó recogiendo flores. Mientras ella estaba cogiendo flores, apareció un dragón, quería devorarla. Afortunadamente, apareció un caballero y la salvó. Una vez de regreso al castillo, la princesa le juró a su padre, el rey, que ya no lo desobedecería. En cuanto al caballero, el rey decidió casarlo con su hija. Tuvieron hijos y vivieron felices para siempre.
Lucas, 1° de ESO