Mágicomundo

Bambiraptor, Thesupermat, 2010, https://commons.wikimedia.org/wiki/Fileans_l%27ombre_des_dinosaures_-_Bambiraptor_jeune_-_04.jpg (CC-BY-SA)

Un buen día, mi hermano y yo estábamos en el ático de la casa de nuestros abuelos. Unas horas después de nuestra llegada, fuimos castigados porque habíamos desobedecido a la abuela. La abuela, para castigarnos nos ordenó limpiar el ático. Después de diez minutos de limpieza, mi hermano descubrió una vieja consola de juegos. Después de una breve reflexión de unos momentos, decidimos jugar a mágicomundo. Elegí, el personaje de Martina que era una gran aventurera dotada de una fuerza extraordinaria y mi hermano, eligió a Dan, un especialista en mapas. De repente, fuimos absorbidos por la vieja consola de juegos. A los pocos momentos de haber caído en este mágicomundo, comprendimos que para salir y encontrar el mundo real teníamos que ganar el juego. En este mundo, había muchas criaturas que eran muy peligrosas. Además, vimos bastante rápido que teníamos solamente tres vidas. Sin embargo, un día después de nuestra llegada a este mundo, las aventuras no cesaban de llegar. Los personajes del bando opuesto eran desgraciadamente tenaces. Como ellos, debíamos encontrar la llave mágica. Sin embargo, en el juego las criaturas peligrosas acompañaban al bando opuesto. No fue fácil. Desconfiábamos de todo. Una semana después, estábamos cerca del objetivo final. En efecto, al día siguiente llegó el momento del duelo. Mi hermano y yo combatíamos el bando opuesto. Para encontrar la llave mágica y ganar debíamos utilizar nuestros talentos de combate y nuestros conocimientos en mapa de mágicomundo. Sería entonces que conseguiríamos encontrar la llave mágica y ganar el derecho a salir de mágicomundo. Unos momentos después de este duelo estábamos fuera de peligro y una vez más fuimos absorbidos pero esta vez sí volvimos con nuestros abuelos.

Anaé, 1° de Bachillerato