Érase una vez, un príncipe muy cruel y malvado, pero de increíble belleza. Era injusto, especialmente con los pobres. Sus padres estaban desesperados.
Iba a la escuela donde sólo había gente rica. Excepto una, una niña que era pobre. Pero era muy inteligente para poder ir a esta escuela. Era muy hermosa y se parecía mucho al príncipe. Pero, ella, era amable y considerada. Y el príncipe la odiaba.
Un día, los profesores decidieron organizar un gran torneo de justas. Los dos niños fueron a la final. Inesperadamente, tenían la misma forma de combatir. Los aldeanos comenzaron a preguntarse por todas estas similitudes. Solo había una forma de saber si era una princesa: si tenía la corona en sus manos, y si se iluminaba, entonces era la princesa. Después de un mes, el rey y la reina decidieron intentarlo. ¡Y la corona se iluminó! La pobre niña era en realidad una princesa.
El día de su nacimiento, alguien la raptaba y la abandonaba en el bosque. Pero ella fue recogida por campesinos. La princesa pudo gobernar y el príncipe todavía seguía odiéndola. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Capucine, 1° de ESO